Obsesionados con la ‘guerra por el Talento’, nos volvimos cazadores. Pero el mejor Talento no se roba de la competencia, se construye en casa.
Seamos honestos. La frase más repetida en las juntas directivas es: “nuestro principal activo es nuestro talento”. Pero las acciones de la mayoría de las empresas gritan todo lo contrario.
Hemos creado una industria millonaria alrededor de la “caza de talento”. Headhunters, bonos de contratación exorbitantes, una carrera armamentista para ver quién le roba la estrella a quién. Tratamos a las personas más brillantes como si fueran cromos de un álbum, un objeto de deseo que se compra y se presume.
Ese juego, además de ser increíblemente caro, es una trampa. Porque la gente que llega por dinero, se va por más dinero. Creas un equipo de mercenarios, no de misioneros.
La primera letra de nuestra fórmula TNT es la T de Talento. Y para entenderla, debemos demoler este viejo paradigma.
El Cultivador vs. El Cazador
El error fundamental es pensar que el talento es un recurso finito que hay que ir a buscar fuera. La verdad es que el talento es un potencial infinito que hay que saber cultivar dentro.
Hay dos tipos de líderes en el mundo: los cazadores y los cultivadores.
El cazador se pasa la vida buscando a la presa perfecta. El cultivador prepara la tierra para que las mejores semillas crezcan solas.
Gigantes de la innovación como Netflix lo dejaron claro en su famoso manifiesto cultural: no son una “familia”, son un equipo deportivo profesional de alto rendimiento. ¿La diferencia? Es brutal. En un equipo de élite, todos se esfuerzan por ser mejores y, sobre todo, ayudan a sus compañeros a mejorar. El coach (el líder) se obsesiona con desarrollar el potencial de cada jugador, no solo con fichar a la estrella del momento.
Así se ve la diferencia en la cancha:
- El Cazador (Mentalidad de Escasez):
- Contrata para hoy. Busca a alguien que ya sepa hacer el trabajo y le paga una prima por ello.
- Usa el dinero como anzuelo. Su principal argumento de venta es un sueldo más alto o un bono más grande.
- Espera resultados inmediatos. No invierte en desarrollo porque “para eso te pago”.
- El Cultivador (Mentalidad de Abundancia):
- Contrata para mañana. Busca potencial, curiosidad y valores. Sabe que las habilidades se pueden enseñar.
- Usa el propósito como imán. Atrae gente que no solo busca un cheque, sino un reto, un aprendizaje, un lugar al que pertenecer.
- Invierte obsesivamente en el desarrollo. Ve la capacitación no como un gasto, sino como la inversión más rentable que puede hacer.
El cazador siempre vivirá con miedo, porque sabe que su mejor gente puede ser cazada en cualquier momento. El cultivador construye lealtad, porque su gente sabe que en ningún otro lugar crecerá tanto.
Construir talento es más difícil que comprarlo. Exige paciencia, exige líderes que sean maestros y exige una cultura donde el crecimiento sea la norma. Pero es la única estrategia que crea una ventaja competitiva real y duradera.
Ahora te toca a ti
Deja de mirar el LinkedIn de la competencia. Mira a la gente que tienes a tu lado.
➡️ Te pregunto: ¿tu empresa hoy se comporta como un campo de caza o como un invernadero fértil?
En esa respuesta está el futuro de tu organización.
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